Rage.

| martes, 23 de marzo de 2010 | |
Me encantaría por un momento desaparecer. Sí, así de drástico. Realmente me gustaría, desaparecer totalmente y que no quede una sola partícula de mí....Francamente estoy harta de vivir, pero no por vivir en sí pues tiene cosas gratificantes y hermosas, estoy harta de vivir mi vida...si acaso a lo que tengo se le puede llamar así.

No soy feliz, sinceramente, ya no importa lo que haga o cómo lo haga, todo al final me conduce al mismo sitio: a nada. Quiero cambiar mi vida, comienzo por mi actitud y vuelvo a ser drásticamente aplastada. ¿Qué acaso las personas no se dan cuenta de que tengo voluntad? Oh sí lo hacen, pero poco les interesa. No puedo hablar, no puedo llorar, no me puedo reír libremente, ¡ya ni siquiera me quieren dejar pensar! Todo esto me da tanto asco que si no vómito es porque odio hacerlo.

Órdenes, todo en mi pinche vida (oh sí, permítanme insultarla, es lo único gratificante que se puede hacer con la mierda) son órdenes, seguirlas al pie de la letra por mucho que me incomoden, no soy dueña de nada: no es mío mi tiempo, mi forma de vestir, hablar, oler, caminar,....vaya, ni siquiera es mía la forma en que tengo de cagar. Nada me pertenece, pues por un lado todo me parece una ilusión y por el otro, lo que se supone real, está totalmente condicionado.

Justamente ayer platicaba con un amigo y me decía que hay personas que no merecen vivir, y que a él le dolería más matar a un venado que a una persona. Ayer me parecía encantadora su afirmación, pero por el sentido de la adrenalina que implica un asesinato...hoy más que encantadora me parece liberadora su opción, aveces creoo que matando a alguien es la única forma de ser libre de su yugo...ah pero ahí viene la segunda parte en mi patético drama: a mí nada me puede liberar. Nada es mío, y morirme no me dará ninguna clase de alivio.

Me siento atrapada en este asqueroso cuerpo que no sabe hacer otra cosa que acumular frustración, siento que me ahogo. Nadie me escucha, a nadie le interesa hacerlo, ni siquiera a mí me interesaría si estuviera en otra situación.

Estoy totalmente cansada, ni siquiera me puedo deprimir agusto...ya me da asco pensar en la tristeza, pues todo lo que tengo y conozco es rabia.

Tengo tantas ganas de perderme en el tiempo, de que me trague el agua del mar para siempre...tengo tantas ganas de respirar un segundo, de sentirme libre de todo y dueña de mí misma.Tengo tantas malditas ganas de ser yo misma....

Pero no, jódete perdedora que al ponerle punto final a éstas sùplicas se perderán en el vacío, y el vacío es lo mismo que tu memoria....volverás a esa realidad absurda que para colmo ni siquiera sabes si es la que se supone tuya...volverás a conocer que los adjetivos posesivos se oyen bastante bien, pero que nunca estarás a la altura de gozarlos por completo. ¿Por què? Bueno, son muchas las razónes: la primera es que eres una clase de mierda reciclada de sabrà donde, la segunda es porque tu madre al querer darte todo te ha quitado lo mejor que alguien hubiese podido darte: libertad, confianza, tranquilidad...

Así que púdrete Janett, púdrete con todo lo que eres. Nadie va a salvarte, nadie va a escucharte....nadie va a entenderte, ni siquiera tú, querida...ni siquiera tú.

1 comentarios:

Esxavier Says:
7 de abril de 2010, 12:41

No entiendo porque duele, cada espina que atraviesa mis pies descalzos, se supone que camino en un jardín de rosas hermosas y horizontes interminables.

Me cansé de buscar la libertad de mis alas, que se extendieran, crecieran, volaran, mientras leía la leyenda del creador de mi jaula, tan sólo decía, Xavier Rocha Macías.

Un día caí, y me levanté, al otro día caí y me quedé en el fango, tirado, revolcándome en lo que yo había creado "una fascinante porquería", traté de enjugar la miseria que había en mí, pero mis lágrimas jamás fueron suficientes, nunca limpiaron mi alma como yo creía. Y decidí avanzar, arrastrarme entre la miseria pero avanzar, tragando lodo y respirando ilusiones.

Siempre pensé conocer a mis adversarios, personas que me envidiaban, o que sólo querían joderme, mientras más escupían en mi cara más grandes se hacían, hasta que decidí mirar sus ojos de frente y comprender con compasión, yo creí que los conocía, pensé la batalla ganada más nunca sospeché que el autor de mi miseria siempre fui yo.

Miré mis piernas rotas, y grité de sufrimiento pensé jamás volver a dar un paso pues me dolía, al tratar de avanzar mi cuerpo ser retorcía de dolor y maldecía a todo y a todos por no poder seguir adelante, lloré sin consuelo, grité hasta desgarrar mi garganta, rasguñe mi cara de desesperación, y nunca avancé, sólo estaba ahí, sólo ahí sintiendo mi sufrimiento, no sé cuanto estuve en ese estado más una inspiración lejana me hizo alzar la vista y ahí estaba, una pequeña y frágil mariposa color negro, apenas destellaba un azul eléctrico en las comisuras de sus alas, se veía tan estúpida y vulnerable, tan pequeña e insignificante pero ella podía volar, y avanzar en su camino, figuré por unos minutos, todo seguía fluyendo, viviendo, respirando menos yo.
Noté el cielo de colores y una brisa refrescante, todo cobraba sentido de nuevo, ahora entendía que siempre hay algo más que me espera, algo mejor y hermoso, más cuando di el primer paso un dolor punzante encolerizado atravesó todo mi cuerpo, mis piernas seguían rotas y no podía caminar. Maldije de nuevo la vida y maldije a aquel ser que yo representaba, pero tomé esa rabia para dar un paso, jamás cesó el dolor pero me encuentro caminando, aveces me detengo fatigado y gritando al cielo una respuesta, y me siento morir pues creo que no puedo más, mi cuerpo no responde y mi mente sólo quiere olvidarse del dolor, pero mi alma quiere aun más.

El día oscurece y no veo el camino, me da miedo seguir sin mirar hacia donde voy, sé que cada paso que dé me causará un dolor indescriptible, pero aun así prefiero seguir caminando, entre lágrimas del alma, suspiros y lodo en mis manos me pregunté a mí mismo. ¿Cuál es el propósito de tanto dolor y sufrimiento si jamás veo el camino? y una voz lejana susurró: "Aprender, sólo aprender".