Mirando hacia la calle, mientras llovía sin cesar, escuchaba en mi interior el susurro de una voz que mi lógica pretendía ignorar.
Entonces volvía la mirada hacia el interior de aquella pieza vagamente decorada, que daba una sensación de abandono y descuido, como si nadie viviese allí.
Una cadena de suspiros se atoraban en mi garganta, empujándose unos contra otros en su lucha por salir de mí y liberar mis pulmones, aunque quizá más que a los pulmones esos suspiros pretendían dar calma a esa cosa que habita en mi, a esa maldita voz delirante que siempre me susurra tonterías poco interesantes como la justicia y el sentido del deber.
Pero como todo humano, no soy invencible y se me escapa un maldito suspiro mientras pretendo encender un cigarro y asfixiar con su humo a la voz mundana. Suelto una risotada; aunque mis pulmones han descansado, la voz sabe bien que aquél suspiro fue como una simple gota de agua perdida en el abrumador desierto de mi infamia. No le trae calma suficiente, pero sé que lo agradece como si se lo hubiese regalado de forma benevolente.
El humo del cigarro pronto me entra por la nariz y la boca, lo inhalo con voracidad al tiempo en que mis ojos se desvían a la ventana. Sigue lloviendo, las gotas hacen música cuando caen al suelo. Me parece mágico, aunque de pronto un tanto nostálgico.
Llovía cuando descubrí que mi vida no era lo que esperaba, llovía cuando renuncié a ser lo que anhelaba...llovía mientras intoxicaba mi alma con el humo de un cigarro devorado por el pequeño fuego que se abría paso en sus entrañas.
Y volví a reír una vez más, lo he perdido todo menos la lluvia, ésas constantes lágrimas ajenas que caen allá afuera por mí. Lágrimas que no son mías, que nunca lo serán, pero que siempre lloraran para acompañarme a mí.
Pues allí está, xD el primer cuento corto inspirado en lágrimas y lluvia. :3 Para aquellos que disfruten compartir con la lluvia sus pésares, porque sin duda aquellas pequeñas gotas de agua son la mejor compañía en una tarde melancólica.
Es decir, llorar con la lluvia, es como si una persona se encontrase con otra compartiendo el mismo pesar; y para los que no somos fanáticos de las lágrimas (y que aún así no las podemos evitar) resulta gratificante, pues te invita a no sentirte tan estúpido mientras sientes que de tus ojos se escapan esas gotas de agua tibia que son la mejor prueba al delatar el alma que se esconde entristecida.
XD Bueno eso pienso yo, quizá muchos no compartan la idea o quizá sí. Lo único que me resta añadir es: hay que atreverse a sentir cosas nuevas, por tontas que parezcan.
:3 Je, también aprovecho para dejar la canción que estaba escuchando cuando escribía... canción que bien pudo haber alterado mi ànimo lo suficiente para narrar lo anterior, aunque confiezo que lejos de andar melancólica, xD me siento a todo dar.
Entonces volvía la mirada hacia el interior de aquella pieza vagamente decorada, que daba una sensación de abandono y descuido, como si nadie viviese allí.
Una cadena de suspiros se atoraban en mi garganta, empujándose unos contra otros en su lucha por salir de mí y liberar mis pulmones, aunque quizá más que a los pulmones esos suspiros pretendían dar calma a esa cosa que habita en mi, a esa maldita voz delirante que siempre me susurra tonterías poco interesantes como la justicia y el sentido del deber.
Pero como todo humano, no soy invencible y se me escapa un maldito suspiro mientras pretendo encender un cigarro y asfixiar con su humo a la voz mundana. Suelto una risotada; aunque mis pulmones han descansado, la voz sabe bien que aquél suspiro fue como una simple gota de agua perdida en el abrumador desierto de mi infamia. No le trae calma suficiente, pero sé que lo agradece como si se lo hubiese regalado de forma benevolente.
El humo del cigarro pronto me entra por la nariz y la boca, lo inhalo con voracidad al tiempo en que mis ojos se desvían a la ventana. Sigue lloviendo, las gotas hacen música cuando caen al suelo. Me parece mágico, aunque de pronto un tanto nostálgico.
Llovía cuando descubrí que mi vida no era lo que esperaba, llovía cuando renuncié a ser lo que anhelaba...llovía mientras intoxicaba mi alma con el humo de un cigarro devorado por el pequeño fuego que se abría paso en sus entrañas.
Y volví a reír una vez más, lo he perdido todo menos la lluvia, ésas constantes lágrimas ajenas que caen allá afuera por mí. Lágrimas que no son mías, que nunca lo serán, pero que siempre lloraran para acompañarme a mí.
Pues allí está, xD el primer cuento corto inspirado en lágrimas y lluvia. :3 Para aquellos que disfruten compartir con la lluvia sus pésares, porque sin duda aquellas pequeñas gotas de agua son la mejor compañía en una tarde melancólica.
Es decir, llorar con la lluvia, es como si una persona se encontrase con otra compartiendo el mismo pesar; y para los que no somos fanáticos de las lágrimas (y que aún así no las podemos evitar) resulta gratificante, pues te invita a no sentirte tan estúpido mientras sientes que de tus ojos se escapan esas gotas de agua tibia que son la mejor prueba al delatar el alma que se esconde entristecida.
XD Bueno eso pienso yo, quizá muchos no compartan la idea o quizá sí. Lo único que me resta añadir es: hay que atreverse a sentir cosas nuevas, por tontas que parezcan.
:3 Je, también aprovecho para dejar la canción que estaba escuchando cuando escribía... canción que bien pudo haber alterado mi ànimo lo suficiente para narrar lo anterior, aunque confiezo que lejos de andar melancólica, xD me siento a todo dar.
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