....... Aparición.

| miércoles, 27 de enero de 2010 | |
Hoy me siento particularmente emocionada, ha sido un buen día para mí, o mejor dicho fue un día excelente. Procedo a compartir el porqué, aunque si alguien espera encontrar un resumen de mi día, creo que lo decepcionaré...toda mi felicidad está por la magnífica noche que pase.

Para comenzar, tengo que admitir que no sueño siempre, o aveces mis sueños son cosas tan irrelevantes que simplemente no tiene caso compartirlas; sin embargo, hay otras ocasiones en dónde realmente tengo sueños magníficos, sueños donde soy otra persona totalmente distinta, en dónde veo a mis personajes, en dónde conozco lugares nuevos....pero entre todos los sueños, para mí destacan aquellos en dónde él aparece.

Verlo moverse, escucharlo hablar, sentir sus manos frías, su aliento gélido sobre mi cuello, apreciar sus rasgos, intimidarme con su mirada....todo en él es un deleite, demasiado musical como para ser mortal, aunque demasiado imperfecto como para ser algo divino.

Entonces procederé a contar mi sueño, aunque a diferencia de los anteriores, quiero hacer esto más como una vivencia personal, porque así lo siento y porque así lo quiero.

Aveces ignoro que al momento de cerrar los ojos me teletransporto, aveces cambio de forma para adaptarme a mi nuevo hábitat, aunque la mayoría del tiempo soy yo, o al menos eso creo porque casi nunca me veo. Supongo que al ser mi cabeza como una cámara de vídeo, mi propia imagen se escapa como lo haría cuando tengo los ojos abiertos.

Anoche precisamente llegé a un bosque, acompañada de mi amiga Alejandra y otra persona que vagamente recuerdo. Algo buscábamos, algo que sin duda no encontramos por lo que nos vimos obligados a descansar en la comodidad de unas cabañas rústicas internadas en la mitad del bosque, o en la linde, no lo puedo precisar.

El tiempo transcurría lentamente, mientras recorríamos las cabañas buscando nuestros nombres en una lista. Y yo no encontraba el mío, algo que comenzaba a ponerme de malas. Después de dejar a Alejandra en su cabaña, me dirigía a quejarme con alguien, refunfuñando mientras llevaba mi maleta al hombro y sentía que el frío me golpeaba la cara. Estaba molesta y helada, combinación peligrosa, sin embargo pronto mi pésima orientación me mostró que nunca estaré libre de su yugo y justo cuando estaba más molesta, encontre la cabaña en la que mi nombre aparecia al inicio de una lista de 6 o quizá más personas. Me sentí aliviada y después como una idiota, recordaba haber pasado antes por ahí....

Entre a la cabaña dejando mi maleta en una mesa,subí a una habitación en la que se encontraba una muchacha delgada, de piel blanca y corto cabello rojizo; se levantó para indicarme algo, a lo mucho que recuerdo era que no había nadie en la cama de al lado. Me acosté, suspirando pesadamente mientras intentaba relajarme para dormir. Recuerdo haber pensado en cerrar los ojos, pero ahora que lo analizo fríamente, lo que hice fue volver mis ojos al techo para apreciar que no había troncos de madera como lo esperaba, sino concreto.

Pocos segundos pasaron antes de que mi sentido del oído me advirtiera que alguien había abierto la puerta. El tintineo de unas llaves me dejo en claro que alguien recién había entrado, y el sonido de unos pasos me reveló el sexo del misterioso visitante: un varón. Y yo, dispuesta a ignorar al recién llegado, planeaba cerrar los ojos y fingir estar dormida, de manera que pudiera ahorrarme saludos y presentaciones... o esos eran mis planes hasta que comencé a sentir que alguien se subía a mi cama, que subía sobre mi cuerpo. Por un segundo sentí miedo, hasta que baje la vista para ubicar aquel sedoso cabello negro que caía de forma elegante sobre el rostro pálido del único hombre capaz de robarme el aliento.

Tragué saliva mientras mis ojos escrutinaban los finos rasgos de aquél rostro: los finos labios torcidos en una sonrisa socarrona, la nariz de ensueño, las mejillas pálidas, el mentón perfecto (no, no es mentón de "pompis"...es normal), el brillo de aquél par de maléficos ojos violáceos que se escondían tras los mechones del cabello. Todo en ese hombre me robaba el aliento, y cuando menos lo esperaba su profunda voz me arrebató de las manos del trance para enfrentarme a la realidad del momento.

-"¿Te desperté? Pensé que llegarías más tarde y según yo venía temprano"-Esas fueron sus primeras palabras, las mismas que memoricé como si se tratase de una definición fundamental para mi vida. Creo que asentí, no soy capaz de asegurarlo pero lo más probable es que eso hice como respuesta a su pregunta inicial.

Entonces me tomó suavemente de las manos mientras me invitaba a incorporarme. Sé que algo me dijo la muchacha de cabello rojizo, pero no recuerdo sus palabras, a lo mucho recuerdo que mi amante pálido me pidió que pasaramos a la habitación contigua, tomó su maleta y la mía y salimos. No caminamos mucho, fue cosa de salir por una puerta, dar un par de pasos para abrir la puerta de al lado y entrar a la habitación.

En el lugar, que era espacioso y tenía dos camas matrimoniales separadas debidamente, mi acompañante de mirada fulminante me invitó a caminar hacia la cama, algo a lo que obedecí nerviosa pero encantada, volviendo los ojos para verlo y extenderle los brazos. Cuando mi invitación fue aceptada, un beso sello nuestros labios y pronto su lengua ahogaba cualquier pensamiento de mi cabeza.

Ni siquiera sé como describir el momento que viví con él, quizá porque fue una compleja red de emociones y sensaciones que aún me sonrojan las mejillas. Sus labios entreabiertos para emitir un jadeo al tiempo en que me aventuro a morderle el cuello, sus manos inquietas dibujando mi cuerpo. Fueron demasiadas cosas, demasiadas imágenes que prefiero reservarlas para mí.

Y sí, puedo admitir que entre sus brazos me sentía distinta: estaba completa, protegida, amada, divertida, emocionada, excitada, apasionada, entregada, ilusionada, optimista, engreída, encantada...Incluso cuando entró la prefecta de la escuela dónde actualmente trabajo y nos arruinó la "diversión", me sentía bien...

-"¡me lleva la chingada!"- exclamó mi fiero amante apartándose para subirse el pantalón y bufar molesto por la intromisión, clavando su mirada en la intrusa y con los músculos tensos como los de una fiera que espera el momento oportuno para atacar. Tuve que sujetarlo para que no brincase a la yugular de su enemigo, una pobre mujer que se desvanecía en disculpas mientras se acostaba a dormir. Entonces mi amado volvió a relajarse, y acostados frente a frente nos reímos bajito por la mala suerte, nos acariciamos con más prudencia mientras él en silencio me transmitía con esa mirada suya tantas cosas imposibles de nombrar, y mi corazón se aceleraba ante la simple idea de encontrar en su silencio la respuesta a todo lo que mi boca no alcanzó a preguntar.

Sí, Fue un momento mágico, un momento que terminó con el supuesto "día siguiente" a una noche que entre sus brazos no sentí pasar. Nos levantamos, nos apartamos y me concentré en otras cosas que vagamente recuerdo, concentrada en boberías al grado en que no me di cuenta el momento en que él se marcho. Cosa que no me sorprende, no es la primera ni la última vez que lo hace. ¿Qué más podría decir? Tengo un amante al que le encanta hacer su entrada a hurtadillas y desvanecerse sin una despedida.

Entonces abrí los ojos al mundo, cerrando el portal que los sueños abren, me levanté de la cama sin quererlo realmente para irme a bañar, sintiéndome como si flotase mientras avanzaba, aún inmersa en la magia de aquellos brazos fuertes que me rodearon en un abrazo electrizante. Incluso suspiro al escribir estas líneas, pues nunca en mi vida me he sentido así con nadie, y no sé si podría llegar a sentirme así con alguien que no sea él.

Así que termino con una canción que describe perfectamente, o eso creo yo, los momentos por los que pasamos mi amante y yo. La canción se llama Stripped, el cover de Rammstein a Depeche Mode (http://www.youtube.com/watch?v=GCLFnwhHzVE). Admito que escuchaba la canción antes de quedarme dormida, no sé si eso influyó en mi sueño pues mientras la escuchaba pensaba en él, al grado en que un momento prácticamente lo sentí detrás de mí (como si el colchón no existiese) recitando la letra en mi oído...hasta ése momento comprendía la letra hasta cierto punto, pero ahora todo cobra un nuevo sentido.


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